NaN-tic 9 jun 2022
«¡La que está cayendo!», a menudo decimos en circunstancias en las que, como ahora, las nubes de la recesión avanzan, los precios suben y la actividad de las empresas disminuye. Algunas compañías aprovechan estos tiempos de estanflación para arriesgar y abrir mercados; otras, de perfil más conservador, hacen de la prudencia su estrategia para mantenerse a flote no cediendo terreno ganado con esfuerzo; por último, algunos negocios se ven obligados, o así lo creen, a recortar y disminuir. Está en manos de cada corporación quedarse quieta (como quien observa llover tras la ventana) o pasar a la acción, sea cual sea su perfil.
¿Qué diferencia a estos tres perfiles de empresa? Sin duda, el grado de resiliencia empresarial. O dicho de otra forma, la clave de la supervivencia no es la resistencia, que se va agotando a medida que soporta la adversidad, sino que es la capacidad de adaptación y la flexibilidad.
A día de hoy es evidente que la resiliencia empresarial está estrechamente asociada a la transformación digital. ¡Veamos cómo!
Dean Robb definió en Building Resilient Organizations la resiliencia empresarial de la siguiente manera:
«Una organización resiliente es capaz de sostener su ventaja competitiva a lo largo del tiempo, debido a su capacidad de hacer las siguientes dos cosas simultáneamente:
Excelencia en la consecución de los objetivos en curso.
Innovar y adaptarse eficazmente a los cambios rápidos y turbulentos en los mercados y las tecnologías.»
Dean Robb continua con las siguientes habilidades de la empresa resiliente:
«De manera general, una organización resiliente muestra ciertas características, como ser capaces de:
─crear estructuras y disolverlas;
─proporcionar seguridad (en el sentido de confianza) en medio del cambio;
─gestionar las consecuencias emocionales de la transformación contínua y el cambio (ansiedad y pena);
─aprender, desarrollarse y crecer.»
De todo lo anterior, deducimos que:
Primero, una empresa resiliente pone a las personas en el centro. Las personas son la clave del éxito.
─Desde los empleados que forman la organización y son los agentes que han de conseguir los objetivos con su trabajo, aptitudes y talentos;
─pasando por los proveedores y demás actores del sector con los que se forman asociaciones y alianzas;
─a los clientes y consumidores, que son la fuente de información de producto y del grado de satisfacción del servicio más importante. Sin generación de beneficios económicos, una empresa no existe, por lo que el cliente y el consumidor son los protagonistas de toda la actividad de la empresa.
En segundo lugar, flexibilidad para cambiar rápidamente. Para que una empresa sea flexible va a necesitar:
─Sacar provecho de sus datos para entender el pasado, transformar el presente y predecir los diversos escenarios posibles de futuro. Como las estrategias evolucionan al ritmo del análisis de los datos en curso, la empresa obtiene capacidad de reacción frente a los cambios e imprevistos del mercado. Además, puesto que estos cambios e imprevistos pueden haber sido predichos como posibilidades, la empresa ha podido planificar maneras de afrontarlos.
─Comunicación clara y fluida que cohesiona los equipos, los cuales son conocedores de los objetivos de la organización, potenciando la confianza, el aprendizaje y el desarrollo. Así, las personas están preparadas para asumir los cambios de forma ágil, sin sufrimiento ni ansiedad.
La cultura de empresa va a necesitar herramientas para poder cumplir con sus necesidades. Si no se tienen herramientas de gestión empresarial para las operaciones que integren el trabajo de todos los equipos, que faciliten la comunicación y el desarrollo, así como la obtención, gestión y análisis de los datos, la cultura de empresa se va a reducir a una declaración de intenciones.
Un buen ejemplo de cómo el software adecuado facilita las operaciones empresariales, la comunicación interna y externa, el desarrollo de las personas y la gestión de los datos, lo encontrarás en este artículo sobre la implementación del Sistema EDI.
El punto de inflexión en el curso de la transformación digital de las empresas se produjo con la Pandemia del Covid19. Si bien avanzaba muy lentamente antes de la pandemia, con la crisis iniciada en 2020, todos los organismos de la UE avisaron sobre la necesidad de la digitalización para la recuperación y la resiliencia, y de ahí partió el Plan de Recuperación Next Generation EU.
Según datos del Gobierno de España, en 2021 «El 62 % de las pymes españolas tienen al menos un nivel básico de intensidad digital y el 24% ha abrazado el e-commerce, pero son pocas las empresas que aprovechan tecnologías como la inteligencia artificial, los macrodatos o los servicios en la nube. La respuesta para mejorar esta situación es el Plan de Digitalización de Pymes 2021-2025, que cuenta con cinco ejes de actuación: digitalización básica para las pymes; apoyo a la gestión del cambio digital; fomento de la innovación disruptiva y del emprendimiento digital; apoyo a la digitalización sectorial (con el foco en industria, turismo y comercio); y coordinación y eficiencia.» (Fuente: ¿Cómo evoluciona la transformación digital en España?, datos.gob.es).
Es urgente que las empresas se digitalicen para ser resilientes de manera immediata y en el futuro. No es el momento de quedarse mirando por la ventana como llueve. Sobre todo, entrar en el proceso de la transformación digital, teniendo claro que la meta no es la digitalización, que la meta es la resiliencia.
La transformación digital es un medio que facilita a las empresas alcanzar sus objetivos de productividad, seguridad, analítica, finanzas, calidad, etc. La transformación digital es también un acelerador para la consecución de los objetivos. No es suficiente con tener una web e incluso un e-commerce. La transformación digital abarca todos los procesos operativos de la empresa.
Sin duda, la herramienta para la transformación digital y la resiliencia empresarial es el ERP.
El ERP (Enterprise Resource Planning) es el software que integra todos los procesos operativos de la empresa:
Compras y ventas
Logística y transporte
Control de la producción
Gestión de proyectos
Facturación y contabilidad
Finanzas
Analítica de datos
CRM
E-commerce integrado
Además, el ERP es modular, esto significa que se puede empezar instalando un módulo que corresponde a una operativa, y gradualmente ir ampliando los módulos.
Ahora bien, no todos los ERP son igual de flexibles, adaptables y escalables. Por eso en NaN-tic trabajamos con Tryton, un ERP de código abierto robusto y adaptable, que nuestro equipo de consultores y desarrolladores informáticos son expertos implantadores.